Crisis migratoria en el Darién: Desafíos y perspectivas para Colombia y Panamá

En medio de la crisis migratoria en la región, la relación entre Colombia y Panamá se ve desafiada por la postura dura del presidente panameño, José Raúl Mulino, quien planea cerrar la frontera en un intento por controlar el flujo de migrantes irregulares a través de la selva del Darién. Esta decisión, que Mulino reconoce como más filosófica que práctica debido a la compleja geografía de la región, plantea serias implicaciones para la situación humanitaria en la zona.

La selva del Darién, históricamente inaccesible, se ha convertido en una ruta peligrosa para miles de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos. Con condiciones extremadamente peligrosas y controlada por grupos criminales como el Clan del Golfo en Colombia, la travesía por el Darién representa un desafío humanitario que requiere una respuesta conjunta y coordinada entre ambos países.

La propuesta de Mulino de implementar una política de contención migratoria, alineada con la postura de Estados Unidos, plantea nuevos desafíos para la región. Expertos advierten que cerrar el Darién podría tener consecuencias contraproducentes, obligando a los migrantes a buscar rutas más peligrosas y alimentando el negocio del crimen organizado.

En este contexto, la toma de posesión de Mulino y la presencia de líderes como Gustavo Petro de Colombia en el evento, ofrecen una oportunidad para abordar de manera conjunta la crisis migratoria en la región. Es fundamental promover vías legales y seguras para la migración, investigar los abusos contra los migrantes y trabajar en una estrategia integral que proteja sus derechos y seguridad.

La colaboración entre Colombia y Panamá, a pesar de sus tensiones históricas, es clave para enfrentar este desafío humanitario de manera efectiva. Solo a través de un enfoque conjunto y coordinado se podrá garantizar la protección de los migrantes y abordar las causas subyacentes de la crisis migratoria en la región.